
Gracias a la innovación tecnológica el teletrabajo es una forma viable de organización del trabajo para una parte importante de las empresas. En un entorno tan cambiante, a caballo entre las tecnologías de la información y la capacidad de adaptación de los trabajadores, el trabajo en remoto destaca por la flexibilidad organizativa que permite desarrollar. Una vez se declaró el brote de covid-19 como pandemia, desde el gobierno y las instituciones se solicitó a las empresas que pudieran hacerlo la implantación del teletrabajo. Sin embargo, esto puso de manifiesto dos cuestiones importantes. Por un lado, muy pocas empresas hasta ahora han apostado por el trabajo a distancia. De hecho, según Eurostat en 2018 solo al 4,3% de los trabajadores en España se les hacía posible trabajar desde casa. Una cifra por debajo del resto de países europeos. La media está en 5,2%, mientras que países como Finlandia y Luxemburgo tienen un 13,3% y un 11% respectivamente. Es cierto que no todos los sectores son aptos para teletrabajar. Solo aquellos cuyo desempeño se realiza a través de la tecnología. Así, sectores como el industrial o el de la producción son menos susceptibles de implantar estas medidas. Otro de los grandes problemas es que muchas empresas no tienen la infraestructura ni la tecnología necesarias para implantar el teletrabajo. Y además, no están dispuestas a hacer la inversión que es necesaria para poder implantarlo. Por otro lado, se hace patente la falta de cultura empresarial centrada en objetivos y responsabilidad, en lugar de la presencialidad y control. Pero si hay un reto para asumir frente al teletrabajo es la productividad. Y es aqui donde la tecnología también asume un papel importante. Utilizar aplicaciones durante el coronavirus para trabajar desde casa puede ser la solución para mejorar el rendimiento.
El teletrabajo es un modelo de prestación muy flexible. Implementarlo en las empresas tiene una gran cantidad de ventajas. No solo a nivel empresarial o laboral. También trae una serie de ventajas para la sociedad en su conjunto. Puede minimizar las consecuencias de fenómenos meteorológicos. Asimismo, también ayuda en crisis sanitarias como la actual, evitando los contagios a gran escala. Favorecen la conciliación de la vida familiar y laboral. Las empresas reducen costes de infraestructuras y por absentismo. Mejoran la productividad del trabajador y ayuda en el desarrollo de nuevas capacidades. Permite la integración de colectivos más vulnerables excluidos del mercado laboral. Por ejemplo, el de las personas con discapacidad. Atrae el talento y la innovación. Un gran ahorro en desplazamientos. Lo que a su vez reduce la contaminación por tráfico.